El trauma es la unión de las dos energías creadoras: la atención y la emoción, por el miedo a que la experiencia se repita. Pero, es el propio miedo, justamente, lo que hace que se repitan.
La sanación vuelve a unir esas dos energías para transmutar la primera experiencia.
Jesús dijo: “no temáis”.
Las defensas sólo sirven para atraer aquello de lo que queremos defendernos.
No puede haber miedo si no hay culpabilidad, ni culpabilidad sin dolor.
Sanar es darnos cuenta que no hubo dolor, sino una apariencia de dolor, porque éste se encontraba oculto en la forma en que se percibía la experiencia misma. Esta nueva percepción es lo que sana y destruye la percepción errónea que genera el miedo, la culpa y la defensa ante estos.
Si no hay culpa, no tiene sentido la defensa y tampoco el dolor, ni el sacrificio. Es como una cadena que se desmembra cuando reconocemos que podemos ser felices sin sentirnos culpables.
Hemos venido a ser felices y cada enfermedad es una llamada de atención del inconsciente para que seamos capaces de desligarnos de las falsas creencias que nos obligan al sacrificio, y por lo tanto, a dejar nuestra felicidad a un lado.
El mensaje más importante que debemos recordar es que podemos ser felices y totalmente inocentes, es decir, no culpables.
El camino para reconocer nuestra inocencia es comprender que el, llamado pecado, es en realidad un error y que siempre estamos a tiempo de retomar el camino correctamente. Todo lo peor que puede pasar es empeñarnos en ser infelices, pero, sea como sea, no deja de ser más que nuestra elección, consciente o inconsciente, a través del camino de la emoción y la atención.
Sanar es compartir con otros esta idea del mundo. Primero a nivel personal, tal vez terapeuta-paciente, pero, poco a poco irá expandiéndose a otros niveles, sociales, de países y puede acabar cambiando el mundo, si se extiende.
Se trata de compartir la misma idea a muchos niveles: que la verdadera y única sanación es que no hay culpables, y, por lo tanto, nada que perdonar. Nuestro único objetivo pasa por cambiar las creencias que nos hacen ver el mundo de una limitada y determinada manera, la misma que generó el trauma y la enfermedad.
Nuestro objetivo es cambiar al único nivel que podemos hacerlo, a nosotros mismos y contribuir al cambio del mundo desde la única perspectiva posible: la interna. Así, como un holograma en 2 D, o, como un fractal en 3D, pero, mucho más allá… el universo será cambiado por el poder de la elección individual.
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