Muchos de nosotros sentimos que nuestros hijos recogen para nosotros un testigo simbólico de nuestros deseos, aspiraciones, cumplidos o no y de nuestro registro emocional. Y ésto es totalmente cierto, según animamos a comprobar con cada terapia de la BIOTMR que realizamos. En este sentido, nuestros deseos se cumplen. Pero, ¿les beneficia o les perjudica ésto? Para determinarlo, la BIOTMR puede ser una herramienta eficaz.

En primer lugar la TMR, (técnica de música resonante) nos hace un diagnóstico del estado emocional o madurez emocional de nuestro hijo, que, en muchos casos, será una copia de la de los padres, pero no siempre. A veces hay otras influencias.
Esta madurez emocional en la respuesta emocional es muy importante determinarla y fomentarla, porque que viene de la mano, radicalmente, de su capacidad para aprender, memorizar y usar su creatividad.
En segundo lugar, la TMR le ayuda a desbloquear la energía emocional si ésta estuviera bloqueada y a que el inconsciente se ponga en contacto con nosotros sobre sí mismo a través de un lenguaje perfectamete catalogado y establecido por esta técnica y que nos da pistas sobre traumas, conflictos y cómo resolverlos si es que hubieren.

Toda la técnica metodológica completa busca una meta que se traduce en incrementar la inteligencia emocional y, por lo tanto, la capacidad cognitiva también.Así lo demuestran los últimos avances científicos. No están en conflicto ambas capacidades como nos ha hecho creer la educación actual, sino que se apoyan mutuamente hasta el punto que una sin la otra no puede darse. Así, al incrementar la respuesta emocional falicitaremos los estudios de nuestros hijos, consecuencia nada desestimable tal y como se plantea actualmente esta sociedad.

Posteriormente, en la segunda fase, la BIO saca patrones inconscientes de repetición que causan dolor, conflictos, traumas y bloqueos, a través de un trabajo personal propio, de nosotros como padres, ya que somos el modelo y la fuente a través de la cual nuestro hijo recibe la impronta de todo el árbol genealógico.
Mientras nuestro hijo sea aún un niño, nuestra limpieza a nivel de improntas inconscientes es el suyo y le estaremos afectando tanto en crear nuevas improntas (o «programas», ya que actúan como tales), como en eliminarlas. Tenemos una gran responsabilidad para con nuestros hijos, no sólo en la herencia material de este mundo que dejamos, sino en su herencia espiritual o energética.
La ciencia actual reconoce la llamada» memoria familiar» o genealógica. No sólo heredamos cualidades físicas, como el color del pelo, la piel o los ojos, sino también emocionales, de carácter, y, lo que es más recientemente descubierto, patrones vivenciales de experimentación. Por ejemplo, si el abuelo tenía un carácter violento, el que hereda recibe la misma impronta, o, su contraria. Es decir, el que hereda el patrón tendrá tendencia a la violencia, en el modo en que el inconsciente se lo quiera permitir o será excesivamente conciliador, aún a costa de su conveniencia.
El psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, creador del método terapeútico llamado «constelaciones familiares» difícil de entender para quien no ha tenido la experiencia, así como el escritor chinelo Alejandro Jodoroswky, quien idea otro método propio, la psicomagia, para resolver traumas y conflictos emocionales, se basan ambos en el estudio profundo del árbol genealógico

Los llamados «programas», son en principio, una respuesta biológica, animal, básica, de simple adaptación al medio. Por ejemplo, el instinto de comer determinados prados que viene dado en muchos herbívoros sin arendizaje previo, pero que, en el caso humano genera patrones de vivencias similares a nivel inconsciente que pueden manipular la vida de los individuos a niveles difícilmente sosprechables.
Si nuestro hijo cumple unas condiciones determinadas de sincronía con un antepasado, es un aviso: viene a resolver la trama existencial del  familiar. Siempre recibirá también, por supuesto, la influencia de la trama existencial de sus padres o de quienes hacen de ellos, ya sean dolorosos o que favorecen vivencias alegres. Es decir, vendrán a repetir o a sanar las vivencias de papá y mamá y los abuelos, bisabuelos… por ejemplo, si hubo preocupaciones económicas más arriba de nuestro árbol, podremos sanar dicha experiencia siendo bancarios, o dedicando nuestra vida a obetener sustanciosas ganancias familiares.

El parecido físico, la coincidencia de usar un mismo nombre  son garantía de recibir herencia genealógica, así la relación entre la fecha de cumpleaños nuestra y la de ellos, así como la de muerte.

Podemos cambiar la vida de nuestros hijos  mejorando la nuestra, a través de localizar «programas» inconscientes en nuestro árbol y de la TMR. Si no lo hacemos por nosotros, hagámoslo por ellos….

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El estudio del árbol genealógico no es de ahora, siempre se tuvo en cuenta, en cualquier época y, parte