La madrugada del domingo 21 de Junio, en la Luna Nueva, se podrá observar desde el norte de África y gran parte de Asia un eclipse anular de Sol. En esta Luna Nueva, la Luna interfiere con la luz solar y crea la imagen de un anillo de fuego.
Por aproximación de aspecto (cercanía de las fases lunares a los nodos) hay tres eclipses seguidos esta vez, lo cual es bastante poco común: dos lunares, el pasado 5 de junio y el próximo 5 de Julio, en Luna Llena y éste del que ahora escribimos, el próximo 21 de Junio, en el Solsticio: de Verano en el Hemisferio Norte y de Invierno en el Sur.
Este eclipse es, por lo tanto, muy exacto, es decir, muy cercano al Nodo Norte, y por lo tanto, muy poderoso.
En estos tiempos convulsos las energías planetarias marcan horas de cambio. Ya venimos hablando de la conjunción de tres colosos: Júpiter, Plutón y Saturno a principio de Capricornio (las Instituciones, la tradición, el poder establecido) que hace meses coincidió también con el Nodo Sur. Este potente aspecto marca una etapa nueva, una especie de «reset» cósmico de limpieza energética global que no se producía desde hace miles de años y que estamos convencidos, marca o simboliza parte de todo el proceso de evolución global que estamos viviendo.
Es Capricornio Sideral (es decir, el signo que coincide astronómicamente desde la perspectiva de la Tierra) el que está siendo transitado por estos planetas lentos. El llamado planeta enano, Plutón tarda unos 21 años en transitar un signo, por lo que podemos predecir que, en los próximos 20 años, el poder establecido habrá cambiado de manos y se habrá reconfigurado de una forma totalmente distinta.
Para poder comprender mejor cómo afecta Plutón cuando pasa por un signo, miremos cómo, en los pasados 20 años, las religiones, doctrinas, espiritualidad, simbolizadas por Sagitario, el signo anterior a Capricornio han evolucionado y cómo el catolicismo ha perdido gran parte de su poder a favor de otros aspectos y/o creencias distintas en la mayoría de los países.
Saturno y Plutón son una especie de puerta dimensional. A Saturno también se le llamaba antiguamente el Padre del Karma y Plutón representa por sí mismo otros planos y dimensiones distintos de este plano sólo físico. Cuando hacen aspecto entre ellos, se suele decir que ocurren sucesos marcados o, digamos, planeados desde una perspectiva que no es la de esta vida sólo, sino, que va más allá, por eso, cuando Saturno y Plutón se unen se habla de «destino»,
No es tanto un «destino» lo que creemos en AstroSideral que estamos viviendo, pero sí es un momento culmen, en el que con nuestros actos, emociones, pensamientos e intenciones, es decir, nuestro libre albedrío, estaremos creando nuestro destino para mucho tiempo después.
El eclipse, como decíamos, muy exacto y poderoso va a afectar especialmente a toda Asia y el Norte de África (desde donde se podrá percibir cómo la Luna «tapa» por un tiempo al Sol) pero afecta a todo el planeta, por lo que se esperan cambios sobre todo el los países de influencia.
Mirando el mapa en su conjunto, vemos que hay varios planetas retrógrados, como son Saturno, Plutón, Júpiter (muy cercanos los tres a principios de Capricornio) y Mercurio, que se encuentra en Géminis, como el Sol y la Luna, pero, más allá de ellos, sin hacer aspecto.
Cuando un planeta gira en el sentido contrario al usual, parece que va hacia atrás desde la perspectiva de la Tierra, se dice que está retrógrado y el sentido en astrología de este cambio de sentido es «traer del pasado al presente», es decir, marca una especie de «revisión» del pasado. Estas revisiones no son negativas ni positivas, si hay energía pendiente, ésta saldrá a la luz. Puede venirnos bien en ocasiones revisar y volver a revivir un determinado aspecto, sea para limpiarlo o sea para valorarlo mejor.
Los eclipses marcan fases o ciclos de los principales arquetipos y más básicos: Padre-Madre, Sol-Luna. Son ciclos que duran unos seis meses y, cuando nos afectan personalmente, observamos claramente como el asunto o sector de la vida afectado por el eclipse da un nuevo giro y se ve desde una perspectiva distinta.
Ahora, en este eclipse, el «reset» cósmico de Saturno, Júpiter y Plutón, nos lleva a plantearnos una y otra vez qué consecuencias tienen nuestros actos, creencias, intenciones y emociones en este juego global que estamos viviendo. Serán seis meses en los que estaremos revisando nuestro poder personal o nuestra incapacidad para sostenerlo y en el que el poder global se reconfigura, enfrentado a su historia. Nos esperan seis meses de replanteamiento de estructuras que creíamos muy estables, tradicionalmente inamovibles y que hemos visto moverse ante nuestros ojos.
Es bueno que sea así. Júpiter, ahora muy exacto, junto a Plutón nos recuerda que la semilla ha sido plantada y que es el momento de crear un mundo más justo, una vida más plena, según nuestra capacidad, pues es desde esta aparente pérdida de estructura que representa Plutón, desde donde se puede crear una mariposa, aunque de momento sólo seamos una crisálida y parezca todo caótico. El mensaje es aprovechar la libertad que aportan estas energías, un poco revueltas, para aprender a construir nuestra vida más acorde a nuestros deseos.
Observamos que los tres grandes colosos, Saturno, Plutón y Júpiter se encuentran retrógrados, es decir, parecen ir hacia atrás de su dirección usual por un tiempo. La retrogradación trae energías del pasado para que vuelvan a ser revisadas, por lo que, se espera que estos próximos seis meses, duración cíclica hasta un nuevo eclipse solar, estemos revisando lo ocurrido hasta ahora.
A nivel de estructuras de poder, globales e individuales, todo se está reconfigurando en este ciclo. Se han dado hechos que así nos lo han demostrado. Estos hechos se representan por Mercurio, que simboliza los datos, la mente racional o hemisferio izquierdo, la comunicación por los sentidos.
Mercurio también está retrógrado y un poco más allá del Sol y la Luna, en Géminis, por lo que la energía que prevalecerá estos seis meses será de muchos datos, comunicaciones, acuerdos, decisiones, contratos, noticias, encuentros.. con la finalidad de comprender patrones racionales que puedan sostener todo lo ocurrido.
Neptuno y Marte a principios de Piscis-finales de Acuario cuadran al eclipse: las energías no solidarias, engañosas no son bien recibidas. Acuario, Neptuno y Piscis con arquetipos que siempre recuerdan lo que ya sabemos por la física cuántica: todo es uno. Somos un holograma del universo cada uno de nosotros. Es el momento de poner nuestra energía en el interés global, planetario o no podremos sostenernos. Con estas poderosas energías que nos enfrentan una y otra vez a nuestro espejo, a nuestra proyección, actuar de forma egoísta tiene consecuencias casi inmediatas del otro lado del espejo.
Venus, está poderosa en medio del signo sideral de Tauro, Mercurio, igualmente en Géminis, Saturno lo está en su signo, Capricornio, Neptuno anda ya cerca de Piscis y Júpiter está en el límite de Sagitario, su signo. Muchos planetas fuertes, como es el caso de este eclipse nos indica que los efectos de esa persona o acontecimiento, se prolongarán en el tiempo, y por lo tanto, lo que se genere en este periodo de seis meses tendrá una gran impronta en el futuro.
Recordar también que el solsticio de verano-invierno es un momento para la reflexión. Las horas de luz y oscuridad llegan a su máximo y es el momento de plantearse una adaptación a lo que viene.
La energía está vibrante, poderosa, exhuberante y nos está invitando a dar un cambio real a aquella parte de nosotros que sentimos que nos lastra.
ELIXIRES DE LUNA:
Para comprobarlo, podemos hacer un experimento: dejar agua toda la noche a la luz de la Luna en cada una de sus fases. Teniendo en cuenta que cada una de ellas tiene unas características y unos usos distintos, así como la energía global del cielo de ese momento. Puede estar tapada, pero el contenedor debe ser lo más transparente posible bajo la influencia lunar.
Esta fase de Luna, la Luna Nueva, es idónea para el trabajo con las propias sombras y para la intuición. Además de ésto, este eclipse es particularmente poderoso para retomar nuestro poder.
La fase creciente es buena para el crecimiento y el avance; la Llena para el amor, las proyecciones, la vitalidad, y la menguante para limpiar, soltar, dejar ir, acabar, concluir.
Al día siguiente se recoge antes del amanecer y se puede beber si es potable, o lavarse con ella, o ambas cosas a la vez y comprobar cómo esta energía sutil, nos afecta.
Este agua se puede guardar como las flores de Bach, añadiendo un alcohol. Puede ser coñac o aguardiente, pero de la mayor calidad y lo más natural posible.