LUNA NUEVA DEL 22-11-14

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Cada luna nueva marca la energía del mes lunar siguiente.
Esta Luna nueva se produce en Escorpio, un signo cuya energía es la transmutación profunda, la «muerte» de la forma, pues sólo la forma puede morir.

Todo lo que toca Plutón o Escorpio (energía arquetípica similar) debe de ser depurado hasta el grado más profundo. Plutón es el planeta más alejado del Sol y, por lo tanto, más lento. Tarda 21 años en pasar de signo a signo y, en nuestra vida no suele ir más allá de 5 signos (de los 12).

El significado de ambos se puede comparar al Ave Fénix, que renació de sus cenizas… y no se me ocurre una mejor simbología que la resurección de Jesús después de su muerte.

Escorpio o Plutón es una energía incómoda para quien se aferra a la forma, al ego o a lo establecido. Su fuerza es la posibilidad de transcender más allá del mundo físico, de las apariencias, del ego, de lo establecido. Cuando el miedo a la muerte desaparece, se comienza a vivir la vida de forma más plena.

Puede no ser fácil para algunos, porque esta sociedad nos enseña el miedo a la muerte en todos sus sentidos. Nos anuncia un momento de una gran transformación interna, si bien, la verdadera transformación se hace en la sombra, como la semilla que se pudre en la tierra, para germinar después.
Los momentos de cambios más intensos son vividos en soledad porque se necesita interiorización cuando las energías están al límite de su poder (Plutón).

Para el inconsciente todo lo que tiene la misma función es lo mismo, sea en el nivel que sea: físico, emocional, espiritual o mental. La transmutación se puede expresar, por lo tanto, en cualquiera de estos niveles si bien Saturno en conjunción con la lunación en Escorpio nos asegura que se materializará físicamente en algún momento o algo material se verá afectado.
Parte de la materialización pueden ser las estructuras (Saturno) sociales, políticas, económicas o mundiales.

Este plano no es menos valioso que el sutil, es una densificación de todas las demás energías. Es más, este plano mueve todos los planos más sutiles que tiene por encima. Los ángeles verdaderos están aquí o han estado, para probarse.
Ésta es la guerra más dura, el «master» para el espíritu, la prueba mayor de ser «espiritual», cuando lo espiritual y lo práctico (cielo y tierra) se unen.

Hay un gran conjunción de Venus, Mercurio, Saturno y la Luna en esta Luna. Venus (lo valioso a cualquier nivel, amor, dinero, escala de valores…) está en un signo que no le es propicio, pero Mercurio (la mente, en conjunción, está en Libra, el signo regente de Venus).
Si estamos dispuestos a transmutar la parte racional junto a los valores y a nuesto Padre-Madre arquetípicos (expresar nuestra realidad dentro -emociones- y fuera -simbolismo) tendremos ayuda.

La verdadera transmutación no viene de leer un artículo, escuchar una charla, leer un libro o hacer un taller por muy significativos que nos parezcan, viene de vivir una experiencia interior, de experimentarla por uno mismo, ahí está Saturno y la energía densa que manifiesta.
Lo que ya sabemos que sabemos, sin palabras, pide ser expresado en la vida cotidiana, si no ¿qué valor le podemos dar?

Definir nuestras metas reales, este mes, puede parecer estar en lucha con nuestra abundancia pero no lo está si seguimos lo que de verdad valoramos, dentro como fuera. Demuéstratelo a ti mismo y habrás ganado parte de la lección de esta luna. Confía en el universo, hay energía de sobra para mantenernos vivos si la vida merece la pena. Eso se llama ganas de vivir y nos motiva a seguir día a día. Tendremos ayuda externa si nos ayudamos internamente.

Cuidado con los engaños sutiles del ego, con lo que no se ve pero está, con las manipulaciones, con los «programas» que nos hacen repetir el sufrimiento una y otra vez. O los cortamos
o nos manejarán sin ser percibidos.

Ésta es una luna de gran transmutación que nos reta a que, en base a la sabiduría que ya tenemos, expresemos una forma de nutrición al nivel que sea acorde con unas metas justas.

Es un aviso profundo, hondo, al que nuestra alma no debe dejar resonar, o no tendrá sentido todo lo que ya estamos sintiendo.