Una de las grandes aportaciones de la astrología y por lo que la consideramos especialmente valiosa, dejando a un lado la parte conocida, en ocasiones mal utilizada, es el lenguaje simbólico o por arquetipos.
Este lenguaje es sumamente importante porque lo utiliza nuestro inconsciente (algunos lo llaman Ser, Doble, Niño Divino u otras acepciones similares) para comunicarse con nosotros.
Como ya hemos comentado en distintos artículos, el Inconsciente se comunica:
- De forma externa o yang a través de la simbología arquetípica.
- De forma interna o ying lo hace a través de las emociones.
Ambos lenguajes, tanto el emocional como el simbólico-arquetípico no han sido suficientemente valorados, a nuestro entender, por una sociedad que apuesta predominantemente por lo racional.
Las emociones puras se han venido considerando una debilidad en un mundo donde la competitividad marca el éxito o el fracaso de muchas metas sociales y empresariales y el lenguaje simbólico junto con la astrología han sido y son mayormente incomprendidos, ignorados, cuando no en gran medida, menospreciados.
La comunicación con nuestra parte inconsciente es previsiblemente muy importante por cuanto se le atribuye al inconsciente en más de un 90% el poder de creación de todos los procesos vivenciales y experienciales de nuestra realidad diaria.
El correcto entendimiento consciente de esta parte inconsciente es clave, por lo tanto, si queremos conseguir metas, cambiar nuestra vida, crear un mundo más humano y, en definitiva, ser más felices.
La forma de, no sólo entender, sino comunicar con el llamado inconsciente nos ayuda a que este «inconsciente» deje de serlo y en esa medida vayamos tomando realmente las riendas de nuestra vida.
Es muy frecuente en esta época oir sobre el «despertar» y ese despertar a nuestro entender, no deja de ser que lo inconsciente deje de serlo cada vez en mayor grado. Pues aquí tenemos una antigüa y valiosa herramienta para ello.
Los arquetipos básicos que utiliza la astrología, las casas y los planetas fundamentalmente, unen conceptos que la mente racional considera separados. Esta unión permite la sustitución de unos por otros, siempre que la función sea la misma aunque el nivel o elemento no lo sea.
Los elementos, recordemos, son distintas densidades de realidad:
- Fuego: mayor nivel sutil, plasma, imaginario, intención,
- Aire: siguiente nivel por sutilidad, pensamiento, lógico, verbo, comunicación, frecuencia.
- Agua: más densidad, emoción, liquidez, vitalidad, disfrute.
- Tierra: la mayor densidad, físico, denso, acción en este plano 3D, cuerpo.
Las distintas densidades no dejan de considerarse una sola y todo lo que tiene la misma función en cualquier plano de realidad o elemento es lo mismo en el lenguaje arquetípico-astrológico y, por lo tanto, para el inconsciente.
Este es el lenguaje en que se manifiestan los sueños, utiliza la biodescodificación, el tarot, la astrología, se expresan las enfermedades y las «casualidades» nos hablan…. desde nosotros mismos.