La piel es la capa que limita el cuerpo físico, es la que entra en contacto con aquello que no somos nosotros, separa ying/mamá de yang/papá en arquetipos. El simbolismo es amplio y es expresado a todos los niveles: físico, mental, emocional y espiritual al mismo tiempo, así como dentro y fuera de nosotros, nuestras emociones y nuestra mente simbólica externa.
El «padre» que roba «valores» o al que extrañamos, puede ser un marido, un padre, pero también nuestra mente, un jefe, un maestro, un guardia, el gobierno, o Dios. Todo eso es padre para el inconsciente.
Cada vez que la piel experimenta algún transtorno nos está hablando de un conflicto de separación, por exceso o por defecto. La expresión dérmica se da en aquellas personas que sienten mucho el contacto físico, especialmente sensibles al tacto, heredado el patrón del árbol, bien porque se acostumbraron a tenerlo o bien por no haberlo tenido.
Así la presencia física ha sido una nota dominante en el pasado y la niñez de la persona. Esto la marca: el padre y la madre, su idea de sí mismo y su sentimiento de sí, los jefes y los subordinados, el hombre/ la mujer, mis cualidades/ mis defectos, se desequilibran. Sentir que lo que soy/siento está descompensado, es una pista para comprender el programa básico, si ha una advertencia en mi piel… llevo un programa que no es mío, es heredado.
Una vez se confirme cómo se está viviendo el supuesto aspecto de contacto desequilibrado en el presente, en el caso de una enfermedad o señal en la piel, sería conveniente sanar las anteriores experiencias de separación vividas en la niñez, adolescencia o pasado, en el caso de haberlas, para que la sanación sea completa.
Distintas zonas del cuerpo expresan también distintas perspectivas en las que el inconsciente manda un mensaje: «la expresión exagerada en el cuerpo refleja una perspectiva de observación de esa situación o experiencia igualmente exagerada» mandada por el inconsciente, puede ser que sea en positivo o en negativo, es decir, porque lo apreciamos en exceso o porque no lo apreciamos en absoluto y debería apreciarse.
En la enfermedad, la parte emocional no es tenida en cuenta y la mente va por su cuenta expresando esa separación del lado emotivo o emocional, ya sea por creencias -vida presente- o programas inconscientes, heredados de nuestros antepasados- o, lo más normal, ambas a la vez.
La razón o ego es justo aquella parte de la mente desconectada de la parte emocional, no coherente, en conflicto con nosotros mismos.
Si los síntomas aparecen sólo en una parte del cuerpo, esa parte refleja dónde se percibe el conflicto de forma simbólica:
-En la cabeza puede ser con el cabeza de familia, un jefe, un superior o nuestra parte mental al mismo tiempo.
-En la cara tiene que ver con la imagen. Por ejemplo, el acné en el rostro es un conflicto con la imagen que expresamos, no nos gusta, consciente o inconscientemente. Cuando sale pus nos sentimos invadidos desde fuera, hay «infección», la imagen es «contagiada» desde fuera.
-Las manos son padre, marido o jefe, pero su relación es más con lo que se hace o no se hace con él o por él.
-Las uñas tienen que ver con nuestra defensa o agresividad, a quién agredimos y cómo la hacemos. Al final, si somos resonantes, si agredimos fuera, agredimos dentro.
-Las rodillas nos relacionan con un aspecto de sumisión, el trasero con la identidad y el lugar que ocupa ésta, los muslos con la sexualidad, los codos con el trabajo competitivo, aunque sea interno. Los antebrazos a dónde llegamos real o simbólicamente y los pies la madre o el trabajo, etc.
El lado derecho en diestros es papá y el lado izquierdo mamá. En los zurdos es al contrario.
Si hay enrojecimiento o irritación hay ira. La ira es la frustración del juego, de la diversión, la pasión o la creatividad.
Un ezcema suele expresar un contacto/separación irritante. A veces el contacto ha sido en el pasado, pero, hubo un momento en el que se sintió el trauma como irrecuperable con una gran fuerza emocional. Si sentimos ésto, como prueba de que podemos crear, el cuerpo manifiesta el síntoma, tal y como sentimos, prolongado en el tiempo. Para sanarlo hay que volverlo a «resentir», y ver la nueva perspectiva de que ha sido trascendido en el presente de aquel momento.
En las alergias hay una situación vivida en contacto con el alérgeno en la que sentimos que nunca superaríamos un trauma por conflicto de separación con tal energía que el cuerpo la refleja haya sido superada o no porque así lo vivimos en un momento determinado.
Como todo es verdad, es un fractal y todo tiene un significado, el contacto con el alérgeno forma parte del mensaje: polen: sexualidad y amor, huevo:creación, feto, gluten:ambiente familiar que crea el «padre», chocolate:placer, disfrute, etc.
-En la psoriasis hay una hiperqueratización de la piel. Se expresa un programa de relación padre-madre conflictivo. Hay un exceso de protección o un deseo de separación -se crea más piel- frente al exterior «papá».
-La couperosis es una manifestación de sangre, rojez, en la piel. Hay un conflicto con irritación –ira- o sangre, familia, o energía primordial- en la piel. El conflicto de separación trae efectos familiares o de energía básica en el lugar donde se esté manifestando.
-La dermatitis es parecida a la psoriasis, pero por defecto, hay un conflicto de separación. En la psoriasis el conflicto es que su contacto es excesivo, produce daño, en la dermatitis hay conflicto por falta, y la piel lo manifiesta creando más «piel», buscando un mayor contacto. papá puede ser un trabajo, un gatito o una relación.
-Un lunar es una protección extra de melanina frente al sol-luz-papá. No tienen que ser negativos. Cuando hay una verruga o, cuando el lunar es verrugoso sí hay algo «sucio» añadido al mensaje.
En resúmen, la piel detecta los conflictos de contacto interno/externo de nuestro universo particular.
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