FILOSOFÍA Y PRÁCTICA EN BioTMR.

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La TMR son frecuencias musicales que nos inducen emociones básicas y positivas. Los programas son creencias inconscientes que impiden disfrutarlas, dado que en nuestro el ábol genealógico se ha establecido una relación entre esa emoción, por ejemplo, enamorarse, y una experiencia muy negativa que crea un trauma.
Los traumas se transmiten y crean, como un bucle informático, ya que el cerebro tiene un patrón de funcionamiento similar a un ordenador del que hablaremos más adelante. Por eso es programable y desprogramable.
Cuando tenemos un patrón de comportamiento doloroso heredado, sin darnos cuenta, nos rodeamos de personas, trabajos, vidas, relaciones, ideas, planteamientos de vida, que impiden que seamos felices, con distintos matices según el programa o patrón conductual, emocional, de creencias, de que se trate. Así, una emoción inicialmente positiva, que genera placer, disfrute, se cataloga como «peligrosa», se desvaloriza o juzga incorrecta.
Como cualquier animal emocional, las improntas emocionales de dolor se transmiten en el ADN basura, heredándose junto con el físico para una mejor adaptación al medio.
Somos los mamíferos y las aves quienes heredamos dichos patrones, ya que tenemos receptores y emisores de frecuencias emocionales, a través los receptores AMPA del sistema nervioso central. A través de ellos captamos y emitimos las frencuencias que emiten otros seres emocionales y tambén las de la Tierra, las famosas resonancias Schumann.
Tendemos a subvalorar la energía «tierra», por cultura y/o tradición, especialmente, en el mundo occidental, pero no olvidemos que es un baremo que refleja, bastante fielmente el estado interno y es un fiel espejo de los otros niveles. Muchas veces despreciamos la energía Tierra, es decir, lo manifiesto en esta 3D, sin valorar que es una consecuencia de los otros niveles. Esto es básico.
La resistencia a romper un patrón compartido en el clan se llama la fidelidad familiar. En el árbol hay personas que no se permiten disfrutar de la vida por diversos motivos y esperan lo mismo de los otros miembros del clan.
Es como un acuerdo no verbal, sino emocional, con el clan.
Sentir el rechazo del clan es algo que se trata de evitar inconscientemente. Desde un punto de vista biológico, suponía la muerte, porque ningún miembro solo, sobrevivía en plena naturaleza. Ese miedo al rechazo, elaborado durante de miles de años de evolución, si es inconsciente es muy poderoso. Por eso debemos ser conscientes de lo que sucede realmente. Si a eso añadimos la trama de las relaciones propias de los humanos, tendremos una suerte de resistencias a la desprogramación, aunque sea de patrones dolorosos.
Para romper un programa, además de ser consciente de él, es necesario romper la actuación que lo retroalimenta. A veces se hace con un ritual, en otras ocasiones, además, es necesario adaptar nuestra vida al nuevo sentimiento, alejando personas, relaciones , situaciones o trabajos que representaban, hasta ahora, el programa mismo.
Hay 4 niveles, como ya hemos comentado.
Poner los 4 niveles en coherencia hacia una meta la materiliza.
Ser coherentes en los 4 niveles es la forma de romper con un patrón de dolor, aunque sea por un tiempo reducido. Ni siquiera tenemos que creer que ocurrirá, ya que, si somos coherentes, ocurrirá igualmente.
Cuando somos totalmente coherentes, manejamos nuestro espacio/tiempo, se abre el llamado «no tiempo», un agujero de gusano, un puente de Einstein-Rosen creando nuevas lineas espacio/temporales de posibilidad elejidas conscientemente y dejamos de ser usados por el sistema externo, de retroalimentar la matrix existente. Comenzamos a crear nuestro universo y somos nosotros los que elegimos el que deseamos vivir.
Es entonces cuando «salimos del sistema». Es en ese sentido que cada vez está más claro que nos roba energía.
Cualquier tipo de manipulación externa tiene un reflejo interno. Es el mensaje del universo para decirnos que  tomemos las riendas de nuestro propio poder, o será usado por otros: clan, grupo, cultura, raza, religiones….
Los cuatro niveles de los que hablamos, corresponden con los 4 elementos en astrología:
  1. tierra: materia, actos en la materia
  2. aire: mente, ideas, creencias,
  3. fuego: energía, intención
  4. agua: emociones.
Por otro lado, lo que no es material, no se puede cuantificar, ya que tampoco se puede numerar.
Por eso, el cerebro es como un ordenador, funciona en código Ascii. No entiende de grados en niveles no materiales, funcionando con 1-si o 0-no, en un mundo ya de por sí, dual.
Ahí es donde está nuestro poder de elección, nuestro libre albedrío y la función paterna, como expresión de nuestra más profunda libertad en el Ser Humano.