El Ser se sabe completo:Dentro-fuera, todo es uno.
El Ser se comunica fuera con nuestro consciente a través de simbolismos -el lenguaje arquetípico- yan, luz, exterior, activo, sonido..(elementos masculinos en astrología, fuego y aire)
Dentro se comunica a través de las emociones, elemento agua astrológico y a través del cuerpo, tierra. Éstos son elementos con arquetipo femenino, yin, oscuridad, interior, pasivo.
En la 3D el efecto de lo que creamos a través de lo que visualizamos, sentimos, hacemos y hablamos no es inmediato. La materia es densa y necesita un tiempo. Ésta relación ya la expresó Einstein en su famosa fórmula: e=m v2. La velocidad es espacio/tiempo. En ésta 3D se produce una distorsión espacio-temporal entre nuestra intención/emoción y lo manifestado. Éso es el tiempo.
A partir de la 4D el tiempo desaparece, todo se manifiesta conforme es creado ya que la materia es más sutil.
Hay múltiples caminos razonados para explicar el por qué de una sola manifestación. No se trata de buscar un hilo conductor, sino el origen. Todo lo creado lo ha sido a través de una emoción, una intención o un deseo y hay múltiples formas de explicarlo lógicamente.
La emoción es el comienzo y el fin. La mente superior es el camino y su significado. Ambos son uno, Padre y Madre se interrelacionan.
El deseo, la emoción enciende, da chispa, energía, «vida», ying. La mente relaciona, separa y guía ésa misma energía, yang.
El parloteo racional crea si hay emoción. Es la consecuencia de un programa: repetimos, sin ser conscientes de ello experiencias arquetípicas similares por la impronta emocional que dejaron nuestros padres y antepasados en la forma de interpretar esos arquetipos.
Cada programa es una huella en nuestro ADN «basura» que trae a la realidad las huellas emocionales heredadas.
El Padre y la Madre tienen un significado mucho más amplio que el aparente porque el inconsciente entiende el significado ampliado, del arquetipo completo, no de una parte.
El arquetipo Padre se reproduce según la idea que mi mente tenga de mí, en ideas, símbolos, creencias o cualquier otro tipo de lenguaje simbólico. Representa mi comunicación con mi mente superior. Así, si mi jefe, padre, gobierno, en su actuación es agresivo, interioricemos en qué somos agresivos en ésta comunicación. ¿Nos criticamos, maltratamos, somos duros jueces para nosotros mismos, nos pedimos más y más sin mesura?
El arquetipo Madre, se reproduce según sea mi comunicación con el Ser a través de la emoción.
Si mi madre es y ha sido sumisa o muy dominante. Si en mi trabajo se repite el mismo patrón de sumisión-dominancia y en mis relaciones lo manifiesta siempre alguien de los dos, haría bien en ser consciente si mi parte emocional está siendo dominada o sometida y volver a plantearme mi relación emocional conmigo mimo/a.
Cualquier disfunción se arregla dentro o no se arregla.
No hemos venido a hacer nada, hemos venido a ser felices haciendo lo que sea que queramos hacer, que disfrutemos haciendo.
Cuando ésa emoción vital de disfrute, literalmente de «ganas de vivir» es bloqueada, los canales energéticos de nuestro cuerpo sutil se bloquean y sobreviene, si el bloqueo es importante, la enfermedad.
La TMR (Técnica de música resonante) nos reconecta con el tono emocional de disfrute, de vida. Nos conecta con las emociones de la Madre Tierra.
La Tierra desea la vida, -el disfrute vital- sólo hay que observar la naturaleza.
La convolución es una propiedad de las ondas, como las de TMR, que tiene la capacidad de potenciar las ondas que cumplen con este requisito entre sí. Convolucionar es coincidir, potenciar lo que somos con otros por nuestra resonancia con otros.
Nuestro universo de frecuencias convoluciona en un punto, que a su vez convolucionan con las frecuencias emocionales del ser humano, los mamíferos, aves y peces, con las de la Tierra y con las que emite el Sol.
La vida se consolida, armoniza y promueve entre sí. La competencia es una visión parcial y puntual de lo que está ocurriendo, no es real.
La TMR son las frecuencias terrestres, emociones. Es la madre la que nos da la vida, pero la recibe a su vez del padre y éste del resto del universo.
Para sanar necesitamos que se manifieste en la luz externa (yang) lo que somos que no vemos (ying). Necesitamos espejos.
Los dos mayores espejos/arquetipos básicos son Padre/Madre, por eso, entender su lenguaje y corregirlo hasta equilibrarlo internamente, es el primer y más importante paso en el camino a nuestra propia liberación de patrones dolorosos.
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